Apacentando un joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: ¡Favor! que viene el lobo, labradores.
Éstos, abandonando sus labores, acuden prontamente, y hallan que es una chanza solamente. Vuelve a clamar, y temen la desgracia; segunda vez la burla. ¡Linda gracia!
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Pero ¿qué sucedió la vez tercera? que vino en realidad la hambrienta fiera.
Entonces el zagal se desgañita, y por más que patea, llora y grita, no se mueve la gente, escarmentada; y el lobo se devora la manada.
¡ Cuántas veces resulta de un engaño contra el engañador el mayor daño!
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