La Escuela Digital




          IDIOMA ESPAÑOL

Introducción al estudio del lenguaje.




Pongan un Atajo (acceso directo) a esta pantalla en su tableta y utilicen este selector para ir a cada tema



En las tabletas conviene ampliar el tamaño de las letras
para pulsar los temas, golpeando dos veces la pantalla.

Lenguaje | Comunicación | Idioma


El lenguaje.

El lenguaje es el instrumento de que se sirven las personas para comunicarse entre ellas. Esa comunicación permite transmitir de unos individuos a otros expresiones que genéricamente se designan como información; que pueden tener contenidos desde muy primitivos o elementales — como un simple aviso acerca de cualquier circunstancia — hasta los más complejos, como pueden ser exposiciones de ideas o razonamientos, transmisión de conocimientos muy extensos o descripciones y reflexiones muy detalladas.

El lenguaje se integra principalmente con el idioma hablado o escrito, que es un sistema de unos pocos símbolos sonoros, o de dibujos o signos que los representan; los cuales se combinan para formar una gran cantidad de variaciones, cada una de las cuales tiene aisladamente un significado propio, pero que reuniéndolas originan expresiones que conducen la comunicación entre quien la origina — al que suele llamarse emisor — y aquel hacia el cual está destinada — que suele llamarse receptor.


La comunicación, constituye una de las actividades humanas más importantes, en cuanto permite compartir conceptos de todo tipo, haciendo que las personas no solamente conozcan lo que otros piensan, sino que puedan colaborar unos con otros en el desarrollo del pensamiento y los razonamientos. Mediante la comunicación, asimismo, es posible retener a lo largo del tiempo los conocimientos, y transmitirlos en forma acumulativa; lo que permite la educación y el progreso, al habilitar a las nuevas generaciones a beneficiarse de lo que otros han descubierto y aprendido en el pasado, y en lugares distantes.

El lenguaje mediante el cual se realiza la comunicación comprende, además de los signos sonoros y escritos que conforman un idioma, otras manifestaciones mediante las cuales las personas pueden intercambiarse información. Entre ellas puede mencionarse objetos a los que suele designarse como “íconos”, tales como los mapas, las fotografías, los dibujos, las esculturas, y los sonidos producidos con la voz, que imitan a otros existentes en la naturaleza, y que a veces originan palabras que se denominan “onomatopeyas”.

Otra forma de comunicación emplea objetos que adquieren determinado sentido, debido a que se establece entre las personas una asociación mental entre esos objetos y determinados conceptos; objetos a los que se conoce como “símbolos”, como por ejemplo las banderas de los países o los clubes deportivos, figuras que adquieren esa condición, como la cruz de los cristianos o la media luna de los islámicos, y los que son adoptados para distinguir ciertos conceptos, como los “logotipos” que individualizan marcas o productos comerciales.

Ir al principio


El idioma.

El idioma es el sistema de lenguaje hablado y escrito empleado por un gran número de personas que, generación tras generación, han conformado una unidad cultural y tradicional a lo largo del tiempo; por lo cual les habilita a comunicarse en toda materia.

El idioma es, por lo tanto, primariamente un conjunto de signos organizado como lenguaje apto para cumplir todas las funciones y atender todas las necesidades de comunicación de la comunidad que lo ha desarrollado y lo emplea corrientemente.

En la actualidad existen y se emplean muchos idiomas; pero a lo largo de la Historia han existido otros muchos, que han de dejado de emplearse, por lo que se los denomina “lenguas muertas”. Algunas de esas lenguas muertas se han perdido en forma casi o totalmente definitiva; en tanto que otras han sobrevivido total o parcialmente en el conocimiento humano, aunque no son habladas por comunidades sociales, sino solamente por especialistas en ese conocimiento.

El “latín”, que fue el idioma de los antiguos romanos, sobrevivió por siglos como lenguaje de la comunidad sacerdotal católica, y en algunas expresiones de uso en el ambiente jurídico; pero en una forma que, sobre todo en su expresión oral, probablemente se diferencie algo del modo en que se pronunciaba en su época.

Otras lenguas muertas han sido descifradas con mucha posterioridad a la desaparición de su uso habitual; como ocurriera con el egipcio antiguo, mediante la reconstrucción de los significados de los símbolos que se empleaban para escribirlo, los “jeroglíficos”.

La escritura, que representa mediante signos los sonidos del lenguaje hablado, no solamente fue el primer instrumento para registrar el lenguaje de un idioma, sino que por muchos siglos ha sido el único existente. Solamente hace muy poco tiempo que se han inventado los medios técnicos que han permitido registrar los idiomas hablados en su expresión sonora; de manera que es imposible tener un conocimiento auténtico de la forma en que los idiomas eran expresados oralmente en las épocas antiguas.


Algunas definiciones de idioma asocian su existencia a una nación. En cierta medida eso es correcto, pero a la inversa; en cuanto una nación es una comunidad humana que se caracteriza por varios elementos, uno de los cuales puede ser el empleo de un mismo idioma, aunque una nación puede existir sin que todos sus integrantes empleen un mismo o un único idioma. Asimismo, el solo hecho de hablar un mismo idioma no es, ni con mucho, suficiente para conformar una nación.

De todos modos, es indudable que un idioma compartido es un componente muy importante de las comunidades humanas; no solamente porque les permite intercomunicarse y tener en común una gran cantidad de componentes culturales e históricos, sino porque la propia estructura que tiene cada idioma está muy ligada a la forma en que quienes lo hablan estructuran su personalidad y sus formas de pensar.


Las “lenguas vivas” — que son aquellos idiomas que son empleados actualmente en alguna parte del mundo — constituyen un fenómeno cultural que, precisamente por ser empleados habitualmente, tienen una permanente evolución.

Las necesidades y las corrientes que surgen en materia de comunicación entre las personas, hacen que con cierta frecuencia aparezcan palabras nuevas, se modifiquen los sentidos que se le atribuyen a las palabras existentes, o se les agreguen otros.

El enorme desarrollo alcanzado por los medios de comunicación audiovisuales a escala mundial determina, además, que exista un grado creciente de contacto entre los distintos idiomas, favorecido también por el intercambio y circulación de libros, por el traslado de personas a lugares donde se hablan otros idiomas, y causas similares; lo que produce una influencia recíproca entre los idiomas, que hace que se les incorporen expresiones, palabras y aún conceptos propios de otros.

Esa condición evolutiva de los idiomas, hace también que, sin que cambie su identidad propia, aparezcan dentro de los distintos idiomas formas particulares de emplearlo, que llegan a tener una individualidad propia.

Cuando esas formas particulares de hablar un mismo idioma se relacionan con cierto territorio, se les denomina “dialectos”. Otras veces, surgen dentro del idioma, sin cambiarle su carácter general propio, un importante conjunto de expresiones generalmente asociadas a alguna actividad especializada o profesional, dando origen a unas formas idiomáticas que se denominan “jergas”.


Esa misma característica cambiante de los idiomas, ha determinado que buena parte de los idiomas que actualmente se hablan en los países llamados de Occidente, provengan de un origen común; y por lo tanto tengan muchos elementos estructurales coincidentes o muy similares. La fuente principal de los actuales idiomas ha sido el latín, empleado por los antiguos romanos, y cuya expansión histórica por el territorio circundante del Mar Mediterráneo que formaba en su época el centro de la civilización, condujo a que fuera empleado o por lo menos conocido poco menos que en forma universal.

A lo largo de muchos siglos de Historia, especialmente hacia el siglo XV en Europa, fueron diferenciándose claramente varios idiomas derivados del latín, especialmente el italiano, el francés, el español y el portugués. Al mismo tiempo, el latín influyó en la evolución de otros idiomas de origen no latino, especialmente el inglés y el alemán. Los idiomas que fueron consolidándose como derivados del latín se denominan “lenguas romances”.

El idioma español actual, que es hablado por una gran cantidad de personas tanto en Europa como en América del Sur y también del Norte, y que constituye uno de los idiomas más importantes del mundo en continua expansión, es originario de una de las lenguas romances surgidas en España, el castellano.

Como sucede con varias otras lenguas romances — que, cuando alcanzaron un desarrollo suficiente como para haberse convertido en un idioma con identidad propia, permitieron la creación de una obra literaria que en cierta forma lo contenía en forma completa — en el caso del idioma castellano se considera que “Don Quijote de la Mancha”, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra, constituye algo así como su partida de nacimiento literaria.

Ir al principio

        
Retorno          Avance