Joaquín Suárez.
 Nacido en 1781, Joaquín Suárez se unió tempranamente al bando revolucionario, incorporándose en 1811 como soldado voluntario a las fuerzas artiguistas, en la Villa de la Florida. Producido el armisticio de octubre de 1811 entre Buenos Aires y los sitiados en Montevideo, acompañó a Artigas en la retirada conocida como el éxodo.
En 1816 integró el Cabildo Gobernador de Montevideo, desempeñando el cargo de Fiel Ejecutor. En tal calidad, abandonó la ciudad en enero de 1817, días antes de que fuera ocupada por las fuerzas portuguesas que habían invadido la Banda Oriental; y se alejó de toda actividad pública durante todo el transcurso de la dominación portuguesa y brasileña, entre 1817 y 1825.
Al producirse el desembarco de Lavalleja, se unió a la “Cruzada Libertadora“, y fue electo por Florida como diputado a la Sala de Representantes de la Provincia Oriental, que efectuó la Declaratoria de Independencia el 25 de agosto de 1825.
Entre 1826 y 1827 ejerció el cargo de Gobernador Delegado de la Provincia. Luego de celebrada la Convención Preliminar de Paz de 1828, fue designado Gobernador Sustituto; en ejercicio de cuyo cargo le correspondió suscribir el 18 de enero de 1828 el Decreto de creación del primer Pabellón Nacional.
Suárez fue asimismo electo Diputado en la primer Legislatura de la República, cargo que ejerció entre 1830 y 1831; año en que fue designado Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores al mismo tiempo que Ministro interino de Guerra. Volvió a ser electo Diputado por el período 1834 a 1837; y luego Senador entre 1837 y 1843.
Al finalizar el período de la segunda Presidencia del Gral. Fructuoso Rivera, y no siendo posible la realización de elecciones para designar su sustituto por encontrarse el país invadido por las fuerzas comandadas por el Gral. Manuel Oribe, Suárez quedó a cargo del Poder Ejecutivo en su calidad de Presidente del Senado, encabezando el llamado “Gobierno de la Defensa“ durante todo el transcurso del “Sitio Grande“ a Montevideo, entre 1843 y 1851.
A pesar de la intensidad de los conflictos y de las pasiones políticas de la época, su gestión en el Gobierno de la Defensa — y sus posteriores actividades en tareas de gobierno — condujo a que Joaquín Suárez alcanzara un gran prestigio y gozara de general aprecio, incluso por sus adversarios; siendo considerado un ejemplo de patriotismo y rectitud de procederes.
Al finalizar la Guerra Grande, Suárez entregó el cargo de Presidente a su sucesor, retirándose temporariamente de la vida pública, y pasando a residir en una finca que poseía en la zona llamada “Arroyo Seco“.
En 1854 fue nuevamente electo Senador, y luego Diputado en 1858; sin embargo, debió presentar renuncia a dicho cargo por encontrarse muy afectado en su salud. En 1861, a causa de su penosa situación económica, el Parlamento le otorgó una pensión.
Habiendo fallecido en 1868, se dispuso por Ley de 8 de Julio de 1881 erigirle una estatua, la que se encuentra actualmente situada en una plaza ubicada en el lugar que ocupaba su casa del Arroyo Seco; sobre la Avenida Agraciada en el ángulo que forma con la que lleva su nombre.
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